Empresas tóxicas + jefes y líderes tóxicos = workaholics


CIUDAD DE MÉXICO, México.-  ¿Qué es lo que de verdad importa?, ¿de qué tienes miedo?, ¿cuáles son tus otros sueños?, ¿quién eres aparte de tu título y tu sueldo?, ¿cuánto dinero es suficiente dinero?, ¿cuándo fue la última vez que tuviste vacaciones y te desconectaste de toda la tecnología que usas diariamente?

Los motivos para trabajar son diversos y las preguntas sobre ello infinitas; sin embargo, el individuo que tiene vida laboral activa experimenta diferentes tipos de presiones en el ambiente de trabajo, así como la necesidad de distinción en su desempeño con el objetivo de subir de categoría, mejorar los ingresos, ocupar un mejor puesto.

Durante las últimas tres décadas, investigadores alrededor del mundo han indagado en el área de estrés laboral y las variables que generan formas de comportamiento que, bajo diferentes circunstancias, reciben distintas nomenclaturas en las que se incluyen la adicción laboral, obsesión o pasión por el trabajo, “entrega” o síndrome de la alta productividad y que en cada uno de estos casos hay una relación directamente proporcional con altos niveles de desempeño.

Es así como se tiene definido con un término específico a este grupo de individuos que, en aras de buscar un mayor estatus y reconocimiento laboral, pueden llegar a descuidar aspectos sociales, familiares e incluso de su propia salud para lograr dicho objetivo y son los workaholics o trabajólicos.

Para Adrián Cano, especialista de la Clínica de la Universidad de Navarra, si trabajas más de 10 horas al día, es decir, entre 50 y 60 horas a la semana, puedes considerarte un trabajólico: los trabajólicos ponen su oficio por encima de todo, incluso llegan a tener pensamientos obsesivos, abandonan actividades lúdicas, sociales, familiares o conyugales.

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el país más estresado, el que más horas trabaja al año y el menos productivo del mundo.

Otro factor que lo distingue es el predominio de "empresas tóxicas" que promueven y premian prácticas que no necesariamente aseguran productividad ni atienden la salud. “Dentro de nuestra cultura laboral mexicana, se suele confundir cantidad con calidad y se lleva a los trabajadores a sobresaturarlos de actividades con un horario más amplio de lo que debería ser y ese tipo de acciones se premia”, comentó la investigadora de la UNAM, Erika Villavicencio Ayub.

En este reportaje, se muestra un panorama sobre los orígenes, causas, consecuencias, trastornos, las condiciones que se viven en el ámbito laboral en el país, desde los trabajólicos, hasta su ambiente y los factores que los orillan a adoptar ciertas prácticas; pero también se perfilan las alternativas, desde la voz de especialistas, para enfrentar esta situación.



Los antecedentes


Se puede decir que la adicción al trabajo es un tema de estudio relativamente nuevo, pues comenzó a ser analizado como una patología a partir de los años 80 por medio de un antecedente llamado síndrome de Karoshi o síndrome de fatiga crónica.

Aunque los análisis oficiales se remontan a la década de los 80, fue el psicólogo estadounidense Wayne Oates quien inició con las indagaciones relacionadas con la adicción al trabajo a finales de la década de 1960 y que la definió como aquella necesidad incontrolable de realizar excesiva e ilimitadamente acciones ligadas a la actividad profesional.

Posterior a estos estudios y como una vía para dar a conocer más del tema, publicó el primer libro que habla abiertamente de la adicción al trabajo: Confessions of a workaholic. El término tuvo una gran popularidad y pasó a traducirse en castellano como trabajólico.


Un trabajólico es...


Todos aquellos “adictos al trabajo” o trabajólicos a simple vista tienen un difícil diagnóstico, ya que de acuerdo con los especialistas y a diferencia de otras patologías adictivas, esta dependencia encuentra un consenso social y familiar que apoya y promueve esta adicción.

El doctor Adrián Cano, especialista de la Clínica de la Universidad de Navarra, mencionó en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt que una persona adicta al trabajo se caracteriza fundamentalmente por dedicar mayor tiempo de lo necesario a las tareas laborales.

"Si trabajas más de diez horas al día, es decir, entre 50 y 60 horas a la semana, puedes considerarte un trabajólico. Por decirlo de una manera, los trabajólicos ponen su oficio por encima de todo, incluso llegan a tener pensamientos obsesivos, abandonan actividades lúdicas, sociales, familiares o conyugales”, explicó.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se indica que alrededor de 30 a 35 por ciento de los empleados del mundo es trabajólico y el resultado fue determinado por el análisis de las horas de trabajo de las personas encuestadas.

¿Cómo podemos identificar a un trabajólico?, o ¿cómo saber si soy uno de ellos?


La doctora y coordinadora del área de Psicología Organizacional de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Erika Villavicencio Ayub, mencionó en entrevista que el perfil de un trabajólico es variado pero generalmente tiene el llamado perfil tipo A.

Explicó que las personas con el perfil tipo A son aquellas más competitivas, perfeccionistas, tienen problemas con delegar obligaciones o trabajar en equipo, pueden llegar a tener dos empleos o combinar el estudio con trabajo.

“Tienden a ser muy individualistas, obsesivos; además de que hay una serie de conductas que se van sumando, como el consumo de cigarro o alcohol, mala alimentación, entre otras características que buscan no distanciarse de la actividad laboral”, comentó Villavicencio Ayub.

También existen mujeres que son amas de casa y que además tienen trabajos fuera del hogar. Este tipo de personas suele descansar poco y trabajar más de su horario normal, en su tiempo libre o vacaciones, y no pueden desconectarse de su trabajo ni siquiera en la enfermedad.

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