Descubren tratamiento contra la diabetes en un lagarto


Los reptiles son el nuevo aliado de la Medicina en la lucha contra la diabetes que, de acuerdo con estimaciones, afecta a más de 400 millones de personas de todas las nacionalidades. Es evidente que estos hechos han estimulado la búsqueda y el desarrollo de nuevas alternativas pues, a decir del doctor Kenneth Cusi, profesor e investigador de la División para la Diabetes del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, “en el mundo hay una epidemia de la enfermedad  y, al igual que como ocurre con el cáncer, la naturaleza del padecimiento nos ha hecho ver que no va a existir un solo medicamento para tratarla”.

Las alternativas existentes son buenas, pero ninguna por sí misma es suficiente para revertir por completo la elevación del azúcar en sangre y sus complicaciones. Precisamente esta búsqueda y el mejor conocimiento sobre la diabetes han dado origen a una nueva familia de medicamentos, denominados mimetizadores de incretina, que ayudan a que los pacientes mejoren su calidad de vida.

El primero de ellos fue descubierto gracias a una serie de afortunadas casualidades que involucran a un ponzoñoso lagarto que habita el desierto de Sonora (norte de México y sur de Estados Unidos), el monstruo de Gila (Heloderma suspectum), que desde ahora puede ser visto con ojos más amistosos a pesar de su escamoso aspecto.

Resistencia a la insulina

El doctor Cusi asegura que para comprender en qué consiste el mecanismo de acción ofrecido por estos fármacos es necesario describir algunos de los mecanismos que ocurren normalmente en el organismo y que sufren alteraciones en pacientes con diabetes.

En principio, describe que la insulina es una hormona fabricada por un grupo de células específicas del páncreas, llamadas beta, y enfatiza en que esta sustancia funciona como una “llave” que abre la “cerradura” que hay en la superficie de nuestros tejidos, sobre todo en los músculos, permitiendo el ingreso de glucosa.

“Cuando tomamos jugo de naranja, por ejemplo, éste llega al estómago, pasa al intestino y de ahí se integra a la circulación; luego, el páncreas lo detecta y determina que es necesario producir insulina que se requiere para que las células tomen el azúcar y se nutran. Sin embargo, en la diabetes se presenta un fenómeno llamado resistencia a la acción de insulina o insulinorresistencia, en el que, siguiendo con la metáfora, la ‘llave' funciona bien, pero la ‘cerradura' se encuentra ‘oxidada', de modo que la ‘puerta' se abre a medias y la glucosa tarda mucho en entrar, acumulándose en la sangre”, detalla el especialista.

La elevación de los niveles de azúcar se debe a esta causa y, aunque dicho problema no genera síntomas visibles para el paciente, “es malo porque la glucosa en sangre es como arenilla, que va raspando y lastimando a las arterias (lo que genera problemas en vasos capilares de la retina y riñones, por ejemplo), a la vez que fomenta que la grasa de la sangre se pegue a las vías sanguíneas, causando aterosclerosis (motivo de infartos en corazón y cerebro)”.



El catedrático de la Universidad de Texas comenta que antes se pensaba que después de comer se iniciaba la secreción de insulina sin ninguna mediación, pero ahora se sabe que durante la digestión el intestino produce una sustancia, llamada GLP1 (péptido parecido al glucagón 1), que estimula de manera muy notable la generación de la hormona por parte del páncreas. Asimismo, los médicos han detectado desde hace relativamente poco que las personas con diabetes poseen niveles muy bajos de GLP1, y ello ha abierto una nueva serie de investigaciones que dejan entrever la posibilidad de combatir a este padecimiento desde un frente nunca antes explorado.

“¿Qué tiene que ver esto con el monstruo de Gila?”, se pregunta Kenneth Cusi, y luego responde: “Pues que en la saliva de este reptil se encontró una sustancia parecida a la que genera el intestino humano, denominada exendina-4, que tiene tremenda eficacia para aumentar la cantidad de insulina generada por un paciente con diabetes después de comer”.

Lagartijas al ataque

En este momento hay muchos compuestos en desarrollo que se basan en el conocimiento que la Ciencia Médica tiene sobre la función y naturaleza del GLP1, pero hasta el momento el compuesto generado por los reptiles llevan la ventaja si tomamos en cuenta su eficacia y los alcances que ha mostrado en investigaciones.

El endocrinólogo detalla que la existencia del GLP1 y su baja producción en pacientes con diabetes se conoce desde finales del siglo XX; empero, “los intentos por reemplazar esta hormona producida por el intestino fracasaron porque su molécula se desintegra a los pocos minutos de incorporarse en la sangre y no se logra mantener el efecto más que durante unos pocos minutos. Una gran ventaja que ofrece la exendina-4 o exenatida es que se ha observado que no se degrada con rapidez en el torrente sanguíneo, sino que puede durar 12 horas o más”.

Además de que este compuesto se puede generar en laboratorios, sin necesidad de criar reptiles venenosos, el doctor Cusi destaca que es muy importante comprender que hay diferencias notables entre disminuir la glucosa en la sangre inyectando insulina o dando exenatida.



Explica al respecto que cuando se administra insulina es probable que el nivel de azúcar baje tanto que se presente hipoglucemia, padecimiento que se caracteriza por cansancio, sudor frío, palidez, nerviosismo, mal humor, visión borrosa y, en casos más graves, mareo, náuseas, sensación de temblor en manos y pies, taquicardia, dificultad para coordinar movimientos y desmayo.

“Esto sucede porque al administrar la hormona no tenemos algo tan perfecto como el páncreas, que deja de producir insulina antes de que la concentración de glucosa disminuya demasiado. Aunque todavía faltan más estudios, se ha visto que con la exendina-4 hay menor frecuencia de hipoglucemia, porque el medicamento funciona en base a los niveles de azúcar circulante”.

Otras notables ventajas observadas en el uso de la sustancia descubierta en la saliva de lagarto es que no solamente no genera aumento de peso, sino que inclusive induce discreta disminución en comparación a cuando no se utiliza, sin descontar que ayuda a regular la producción de otra hormona generada por el páncreas, el glucagón, que tiende a aumentar los niveles de azúcar en la sangre.

Por otra parte, es sabido que la gente con insulinorresistencia vive durante décadas produciendo altos niveles de insulina, por ejemplo, dos veces más de lo normal, siendo causa de que en 20% de los pacientes se agoten paulatinamente las células beta del páncreas.


Tratamiento integral

El especialista remarca que la exendina-4 no es un compuesto farmacológico que sustituya a los recursos empleados para el control de la diabetes, sino que viene a complementar y mejorar su eficiencia pues, recuerda, el abordaje de la enfermedad varía de acuerdo a cada caso y al grado de afectación.

“Hay dos áreas para tratar a una persona con diabetes —refiere—, pues podemos aumentar la cantidad de hormona que genera el páncreas con un compuesto como la sulfonilurea y/o hacer que los tejidos vuelvan a aceptar la insulina del organismo con medicamentos como metformina y glitazonas”. Una opción más, en casos avanzados, consiste en administrar directamente insulina.

La exendina-4 y otros mimetizadores de incretina benefician a la gran cantidad de pacientes que a pesar de tomar medicamentos en altas dosis, pero sin requerir aún de insulina, carecen de un control óptimo de sus niveles de glucosa en sangre. “Sólo 20% de los pacientes con diabetes alcanzan las metas de control óptimo de glucosa sanguínea, lo cual conlleva a que el 80% de los pacientes desarrollen complicaciones crónicas irreversibles en diversos órganos y sistemas del cuerpo, como podrían ser la vista, los nervios y el sistema circulatorio”.


El doctor Kenneth Cusi es claro al afirmar que los mimetizadores de incretina no sustituyen el uso de insulina en aquellos casos en donde la reserva de la célula beta del páncreas esté muy disminuida, dando por resultado una producción de insulina muy disminuida, o bien cuando el paciente presenta alguna complicación aguda; sin embargo, sugiere que “este medicamento podría ser utilizado en pacientes con reserva pancreática conservada que ya no estén respondiendo adecuadamente a hipoglucemiantes orales, o bien, que requieran dosis bajas de insulina para su control”.

“Cuando una persona a la que se le diagnostica diabetes tipo 2 toma la responsabilidad de la enfermedad en sus manos y acude a un médico competente, es seguro que no sufrirá complicaciones. Tenemos suficientes medicamentos para mantener niveles de azúcar, colesterol y presión arterial normales, de modo que lograr un buen control de este padecimiento en nuestros días es posible, sin olvidar que lo más importante es no automedicarse y consultar siempre al médico para cualquier inicio, cambio, o ajuste al tratamiento”, concluye Kenneth Cusi.

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