Mérida, Yucatán, 10 de diciembre de 2024.- En un emotivo encuentro de fe y tradición, los yucatecos se unieron espiritualmente con los fieles de Mérida, España, durante una solemne ceremonia eucarística celebrada en la Catedral Metropolitana de San Ildefonso.
La misa, en honor a Santa Eulalia, fue oficiada por el obispo auxiliar, Mario Medina Balam, como parte de la clausura del Año Jubilar Eulaliense, iniciado el 11 de diciembre de 2023 en Badajoz, España.
Acompañada por el majestuoso sonido del órgano y el aroma del incienso, la celebración recordó la vida y el martirio de Santa Eulalia. Durante la homilía, Medina Balam destacó la valentía y fe inquebrantable de la santa, señalando que "padeció tormentos, cuya sangre también fue derramada, como la de Cristo".
El Año Jubilar Eulaliense, explicó el obispo, ha renovado la devoción hacia esta mártir, quien es reconocida como una figura clave en la historia del cristianismo en España. En el evento se compartió un fragmento del himno compuesto por el poeta Prudencio en el siglo IV, que rinde homenaje a Eulalia por su resistencia durante la persecución de Diocleciano.
La historia de la joven santa, quien con tan solo 12 años desafió al gobernador Daciano para defender su fe cristiana, fue relatada con detalle. Según las palabras del obispo, Eulalia enfrentó con valentía los halagos y las amenazas de tortura, declarando: “Al sólo Dios del cielo adoro; a Él únicamente le ofreceré sacrificios y le quemaré incienso. Y a nadie más”.
Por órdenes del juez, Eulalia fue martirizada con varillas de hierro y antorchas encendidas. Finalmente, perdió la vida al incendiarse su cabellera y asfixiarse con el humo. El poeta Prudencio relata que, al morir, una blanca paloma voló hacia el cielo y la nieve cubrió su cuerpo, símbolo de su pureza y martirio.
Eulalia, nacida en Mérida, España, hacia el año 304, fue proclamada por el papa Urbano VIII como patrona de la Diócesis de Oviedo y la capital del Principado.
Entre los asistentes al evento destacó Rubén Coronado Alcocer, presidente de la Asociación de Empresarios de Mérida y Yucatán (AEMY), quien compartió la solemnidad de esta significativa celebración religiosa que unió culturas y continentes en una misma fe.
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