Ramírez Marín, único priista que ganó la elección para el Senado


MÉRIDA, Yucatán.- La columna "A fuego lento", del periodista Alfredo González (@alfredolez) publicada en el periódico El Heraldo de México, hace un recuento de la elección del domingo 1 de julio pasado, en  particular en el caso de los candidatos al Senado de la República por Yucatán.

El analista político se refiere a Jorge Carlos Ramírez Marín como "El último mohicano", en referencia a la novela de  James F. Cooper. El candidato del PRI ganó por amplio margen la elección de la senaduría, en fórmula con Verónica Camino Farjat.

A continuación el texto íntegro de la columna:

La hazaña fue de tal magnitud que obtuvo más votos que los candidatos a la gubernatura de Yucatán, convirtiéndose en el rey del llamado voto diferenciado.

Con el 96% de las casillas computadas logró 289 mil votos, contra 285 mil del panista Mauricio Vila, ganador de la contienda por la gubernatura, y 264 mil del priista Mauricio Sahuí.

Este caso dará mucho de qué hablar, porque Ramírez Marín venció al PAN, al propio candidato de su partido y al efecto Andrés Manuel que ha permeado en todo el país.

También es digno de análisis porque antes de postularse como senador buscó por segunda ocasión la gubernatura, pero lo dejaron fuera el gobernador Rolando Zapata, Ivonne Ortega y Enrique Ochoa.

A pesar de eso, buscó otra posición y arrancó de las manos la nominación al Senado a otros contendientes, entre ellos a Pablo Gamboa, y rechazó un ofrecimiento de Morena.

Fue así como emprendió la aventura para convertirse en un sobreviviente del PRI, como el indio Uncas, protagonista de la novela El último Mohicano de James F. Cooper, quien en lugar de luchar contra “hombres blancos” por una tierra de grandes lagos, se enfrentó y se sobrepuso a poderosas estructuras partidistas.



¿Cuál fue la fórmula de esta epopeya? Simple: no regaló despensas, gorras o tinacos, promovió talleres para rescatar a la melipona, la abeja maya sin aguijón que produce la miel más exquisita y con mayores propiedades sobre la faz de la Tierra.

A la par de eso, entrenó box, perdió 20 kilos, y subió y bajó de aviones todo el año, para viajar de la CDMX a Yucatán, a veces de ida y vuelta. Y como buen aficionado al deporte —aunque reconoce que su físico no ayuda— se convirtió en un fiel promotor de la actividad física como método de cohesión social.

Junto con eso, se enfocó en el emprendimiento y la capacitación de las mujeres, pero dio un viraje al convertirse en un candidato sustentable. Adoptó como principal pilar de la campaña visualizar la importancia de preservar a las abejas, y decretar una emergencia nacional para protegerlas.

Lo cuestionaron por ser un tema ajeno a la política. Pero siempre respondió: “no es una moda. Hablamos de lo que podría ser el Armagedón, porque con la extinción de las abejas, el ser humano sólo podría sobrevivir 50 años.

Por eso plasmó una abeja en su propaganda electoral con el hashtag #SalvemosALasAbejas, y caminó las calles de Yucatán ofreciendo flores de Dzidzilché, la favorita de las meliponas.

Y así, sin gurús, ni ostentosos cuartos de guerra, se alzó como el símbolo de la sobrevivencia del PRI y, si nos apegamos a la liturgia priista, éste el último de los mohicanos tendría que ser el próximo coordinador de su “mini bancada” en el Senado.

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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Después de asegurar su propia supervivencia, lo más importante para un individuo de cualquier especie es reproducirse.”

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